Todos sabemos que el consumo de leche y sus derivados (mantequilla, queso, etc.) aporta numerosos beneficios para la salud en las diferentes edades y situaciones de la vida (infancia, embarazo, lactancia, tercera edad, etc.). Entre otros, es de destacar que se trata de una rica fuente de proteínas de alta calidad y nutrientes esenciales como el calcio, la vitamina D y el potasio, entre mucho otros.
Sin embargo, los cambios de la vida moderna, aunque algunos son beneficiosos, han modificado también la forma de producir alimentos, en ocasiones para aumentar su cantidad, pero en otras disminuyendo su calidad, por la industrialización de procesos naturales. Frente a este problema, surge el concepto de leche ecológica.
La leche ecológica es la que procede de un animal criado sin el uso de pesticidas, herbicidas, fungicidas, hormonas y antibióticos convencionales.
Aunque hace muchos años no se prestaba demasiada atención a estos enfoques, de un tiempo a esta parte un gran porcentaje de la población general ha ido descubriendo las ventajas de una alimentación más saludable, natural y sin tantos aditivos artificiales (pesticidas, herbicidas, antibióticos, hormonas, etc.), como forma de volver a disfrutar de los alimentos no sometidos a los diferentes procesos industriales que tanto se han extendido en el sector de la alimentación y bebidas, con el interés de recuperar características nutricionales y sabores que, en ocasiones, ya se estaban perdiendo.
Además, gracias a dicho auge en la demanda de lácteos ecológicos, marcas como Asana BIO ofrecen una enorme variedad de productos, que cubren todas las necesidades (leche entera, semidesnatada, desnatada, sin lactosa e incluso mantequilla o queso Gouda ecológicos). Todos estos productos están avalados por el Certificado Ecológico Europeo, como control de calidad de los mismos y de su proceso de elaboración. Además, no emplean aromas artificiales ni colorantes, por lo que nos permiten recuperar los sabores originales, tanto de los diferentes tipos de leche como de los productos lácteos derivados, leche y queso.

Para considerar que un tipo de leche o un producto lácteo son ecológicos, todo su proceso debe serlo, es decir, es un factor de interés cómo se realizan los cuidados de las vacas, su alimentación, mantenimiento e incluso el agua que beben.
En el caso concreto de los productos de Asana BIO, sus vacas pastan libremente en las montañas de los Alpes, dentro de granjas ecológicas, y beben agua que procede directamente de dichas montañas, de forma que sus características son muy diferentes de las que pasan toda su vida en granjas industriales, alimentándose de piensos y sometidas a un trato totalmente anti-ecológico.
Es de destacar también que este tipo de enfoque en la producción de leche y derivados lácteos conlleva también un mayor respeto por los animales implicados, aspecto que se descuida en otros tipos de producción y es un hecho que cada vez se valora más en una gran parte de la población, lo cual también es de agradecer.
Por último, de forma indirecta pero no menos importante, es interesante resaltar que las granjas ecológicas reducen el impacto sobre el medio ambiente de la producción de lácteos, lo cual es un beneficio para todos.