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El embarazo es el periodo de tiempo que transcurre desde que el óvulo fertilizado se implanta en el útero y el momento del parto.
Durante este periodo de tiempo, el cuerpo de la mujer sufrirá una serie de cambios para permitir la formación y crecimiento del feto en el interior del útero. Por este motivo, aunque la nutrición es siempre un factor crucial para mantener una buena salud, durante el embarazo adquiere una importancia aún mayor.
Durante la gestación, se producen varios cambios en el cuerpo de la madre, incluida la formación de nuevos tejidos en las glándulas mamarias, el engrosamiento del tejido uterino y el crecimiento de la placenta. El aumento de peso durante el embarazo debe ser vigilado por el médico y generalmente oscila entre 9 y 12 kilos.
Para garantizar que no se produzcan desequilibrios nutricionales, excedentes o deficiencias durante este período, es importante seguir una dieta nutritiva y equilibrada que satisfaga todas las necesidades de energía y nutrientes en cada etapa de la gestación. Por ello, se impone la suplementación con vitaminas para embarazadas.

Las necesidades nutricionales en el embarazo
El embarazo es un estado fisiológico pero que resulta exigente para el organismo materno; por este motivo, un suministro inadecuado de ciertos micronutrientes puede conducir a patologías como anemia, hipercolesterolemia, hipertensión y diabetes.
Para prevenir tales complicaciones, los nutrientes clave en el embarazo son, principalmente, los minerales y las vitaminas.
Las mujeres embarazadas deben asegurarse de que están consumiendo niveles adecuados de hierro, calcio y vitamina B9 (ácido fólico).
El hierro se puede obtener de fuentes animales y vegetales como legumbres, verduras de hoja verde y nueces. Su carencia en el embarazo es la principal causa de anemia materna.
El calcio se puede encontrar en la leche y productos lácteos, las legumbres, la soja y los frutos secos. Durante el embarazo, la absorción de calcio aumenta para garantizar el suministro adecuado de calcio al feto y mantener niveles adecuados tanto en el plasma como en los huesos de la madre. En el transcurso del embarazo, la placenta transporta activamente aproximadamente 25-30 gramos de calcio al feto, y aproximadamente el 90% de esto ocurre en el tercer trimestre.
El ácido fólico es la vitamina más importante durante el embarazo, ya que su deficiencia se ha relacionado con malformaciones del sistema nervioso central como anencefalia y espina bífida. La suplementación oral es la forma más común de asegurar niveles adecuados, y se recomienda iniciar la suplementación, siempre que sea posible, tres meses antes de la concepción.
Una dieta saludable y rica en nutrientes que evite los alimentos refinados que solo ofrecen calorías vacías y sin valor nutricional, junto con un suplemento vitamínico prenatal, es la forma más segura de garantizar una nutrición adecuada y evitar problemas de salud relacionados con deficiencias.
Actualmente, existen muchas marcas de suplementos vitamínicos y entre las más conocidas se encuentran Natalben, Femibion, Exelvit, Donnaplus embarazo… de cualquier forma, lo mejor es consultar con el ginecólogo para que aconseje cuál es el suplemento más apropiado en cada situación particular.
Especial vigilancia en el embarazo
El embarazo es, como ya hemos mencionado, un estado fisiológico que supone una situación de estrés físico para el organismo de la mujer. Por ello, conviene prestar especial atención al control del peso, de la tensión arterial y de la glucemia.
Aparición de diabetes gestacional
Durante el embarazo, las hormonas como el lactógeno placentario se producen en grandes cantidades, lo que puede conducir a un aumento de la resistencia a la insulina en la mujer.
Aquellas que no son diabéticas antes del embarazo, pero tienen niveles altos de azúcar en la sangre durante el mismo sufren de diabetes gestacional. Aunque estas pacientes presentan menos riesgo que las que previamente al embarazo ya eran diabéticas, también deben controlarse y tratarse adecuadamente debido a que la diabetes aumenta el riesgo de sufrimiento fetal, macrosomía, muerte intrauterina, parto por cesárea y problemas neonatales.
Hipertensión arterial
Durante el embarazo puede aparecer hipertensión arterial. A veces la causa es desconocida, pero otras veces un consumo por debajo o por encima de los requerimientos calóricos puede ser su origen.
La hipertensión puede llegar a provocar desprendimiento de placenta, parto prematuro, muerte fetal o bajo peso al nacer, probablemente derivado de la afectación vascular de la placenta. Por este motivo es importante el control periódico, incluso en casa, con tensiómetros de brazo.
Preeclampsia y eclampsia
La preeclampsia se caracteriza por la presencia de hipertensión, proteinuria y edema durante el período comprendido entre las 20 semanas de gestación y el final de la primera semana de posparto.
La eclampsia se define como convulsiones o coma en una mujer embarazada que tiene hipertensión, sin que exista otra causa que pueda ocasionar este cuadro.
Las causas de estas enfermedades siguen sin ser identificadas. La preeclampsia afecta a alrededor del 5% de las mujeres embarazadas, particularmente en su primer embarazo. Cuando no se trata, la preeclampsia permanece inactiva durante un período de tiempo antes de progresar rápidamente a eclampsia. En 1 de cada 200 personas con preeclampsia, la eclampsia avanza y puede llegar a ser mortal.
Conclusiones
Durante el embarazo, es esencial prestar atención a la dieta, adoptar un estilo de vida saludable y asistir a controles médicos regulares para garantizar el bienestar tanto de la madre como del niño para poder prevenir, detectar y solucionar cualquier problema lo antes posible.