Penas y Glorias del Atletismo en España
A. de Fontcuberta Fernández-Fontecha
El atletismo español agoniza. En mayor o menor medida, la famosa crisis económica afecta a todos los sectores y en el caso del atletismo está siendo especialmente dura. La reducción de fondos públicos y privados ha provocado deserciones en edades tempranas. Pero otras crisis, además de la económica, atacan a este deporte. Por un lado, y como se ha podido ver recientemente en el Campeonato Mundial de Moscú, en estos momentos nuestros profesionales no tienen buen nivel. Por otra parte, la reciente candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos del año 2020 ha resultado ser una efímera esperanza que, por desgracia, se ha quedado en nada.
Además, la sociedad española no valora el atletismo por requerir un gran esfuerzo a cambio de escaso beneficio personal. Por ello, es importante que la federación haga uso de la persuasión para atraer a los jóvenes y mantener viva la esencia del deporte.

Por suerte, podemos terminar con una buena noticia para el deporte español en general y para el atletismo en particular. Hace unos días, Javier Gómez Noya reafirmó su hegemonía y se proclamó tricampeón mundial de triatlón. Los últimos 500 metros de la prueba fueron un intenso e impresionante mano a mano con Jon Brownlee que, tras varios sprint, acabó con la derrota del inglés.
Hoy es evidente la supremacía de España en la mayoría de disciplinas deportivas. Es más, ante esta época de escándalos constantes, el deporte es el ámbito que aporta satisfacciones a nivel nacional. Por ello, no debemos descuidar ninguna actividad y menos aquellas que, como en el caso del atletismo, constituyen la naturaleza del deporte.
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