Los peligros de la deshidratación para el deportista
Durante la práctica deportiva debe mantenerse el nivel de hidratación adecuado. Esto se debe al hecho de que, al practicar ejercicio, la temperatura corporal comienza a elevarse y por ello, como mecanismo de defensa comenzamos a sudar para refrigerar nuestro cuerpo.
Como ya hemos visto, la cantidad de líquido perdido varía según las situaciones, medio ambiente, grado de intensidad…
Siempre que hagamos ejercicio deberemos reponer las pérdidas de líquido (ver: beneficios de la limonada alcalina), aunque no sintamos sed ya que los peligros de la deshidratación para un deportista son grandes. Esto lo saben bien los corredores de maratón, ya que ellos pueden llegar a perder hasta cinco litros de líquido, lo que supone un alto porcentaje de su peso corporal.

Está comprobado que con la deshidratación empeora el rendimiento físico y aparece la fatiga. Tengamos en cuenta que se produce una disminución del volumen plasmático y una elevación de la temperatura corporal, debido a ello, los pulmones y el corazón deben hacer un esfuerzo extra para enviar oxígeno al músculo.
Simplemente con una pérdida de líquido del 2% se empeorará el rendimiento entre un 10 y un 20%. A partir del 8% de pérdida hídrica aparecerán síntomas como debilidad, confusión y vértigo.
Cuanto más deshidratado se encuentre el deportista menor será su capacidad para sudar y, por tanto, mayor se elevará su temperatura corporal. De esta forma, si no se reponen las pérdidas de forma adecuada, se puede llegar a la deshidratación extrema y al golpe de calor.
En la memoria de todos quedará para siempre la imagen de la corredora de maratón Gabrielle Andersen durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84. Su entrada en el estadio olímpico despertó la ovación más grande y conmovedora. Los médicos la seguían por el borde de la pista pero ella rechazó su ayuda pues sería descalificada. Finalmente consiguió cruzar la meta pero después se desmayó.

Afortunadamente se recuperó y gracias a ella se modificó el reglamento que ahora permite a los atletas recibir asistencia médica sin ser descalificado.
Ese día el nombre de Gabrielle Andersen pasó a la historia del olimpismo como ejemplo de perseverancia y superación.