Los principales errores dietéticos del deportista 1
Javier Fuertes Sánchez
Los deportistas también cometen errores dietéticos y esto puede perjudicar tanto a su rendimiento deportivo como al hecho de conseguir alcanzar sus objetivos estéticos y de salud.
Existen errores diferentes que pueden perjudicar el logro de nuestras metas. ¿Te sientes identificado con alguno de estos perfiles?:
– El deportista hipocalórico: Es más frecuente en mujeres que buscan mantenerse delgadas, aunque también se dan casos de hombres que, preocupados por su sobrepeso, deciden restringir a tope las calorías y comenzar a incrementar la actividad física. Es cierto que combinar dieta y ejercicio es una manera eficaz de adelgazar, pero las calorías ingeridas siempre deberán mantener un equilibrio lógico con el grado de intensidad de nuestra actividad física. Cuando esto no ocurre, ponemos en peligro nuestro rendimiento deportivo, y lo que es más importante, nuestra salud.

– Entrenar en ayunas: si entrenas con el estómago vacío te faltará energía, acusarás mucho antes la fatiga y entrenarás peor. No es cierto que se adelgace más por entrenar así. Si es que sientes dificultad para practicar ejercicio tras haber comido, porque se te revuelve el estómago, come un par de horas antes. Si es que es demasiado temprano, come al menos algo ligero, por ejemplo, un plátano y un yogur líquido o una barrita de cereales. Esto te proporcionará energía pero no te hará sentir atiborrado.
– El que nunca toma nada de grasa: Muchos deportistas centran su alimentación en las proteínas y los hidratos de carbono pero evitan a toda costa las grasas. Debemos recordar que las grasas saludables son necesarias para nuestro organismo. Las grasas intervienen en múltiples procesos metabólicos, hormonales y son necesarias para absorber determinados tipos de vitaminas.
– El que come demasiadas proteínas: Las proteínas son necesarias para regenerar y formar nuevo tejido muscular. Esto es especialmente importante cuando se trata de aumentar volumen muscular, sin embargo, todo tiene un límite. Consumir un exceso de proteínas de forma prolongada supone una gran sobrecarga para nuestro hígado y nuestros riñones. Lo ideal es calcular cual es la cantidad diaria de proteínas que necesitamos realmente y no sobrepasarla.