Hidratar tu cuerpo sin beber agua

Hidratar tu cuerpo sin beber agua

Este artículo está dirigido, especialmente, a todas esas personas que se sienten incapaces de beber la cantidad de agua que se considera necesaria para hidratar nuestro cuerpo correctamente.

En la teoría se calcula que debemos beber entre un litro y medio y dos de agua al día, todo depende de nuestras características físicas, nuestro metabolismo, nuestro grado de actividad y en qué condiciones ambientales nos encontremos.

No es bueno beber poco, pero tampoco es bueno pasarnos el día bebiendo agua sin parar, ya que un exceso puede provocar serios problemas electrolíticos (disminuyen el sodio y el potasio en nuestra sangre tanto por dilución como por sobrecarga renal y puede llegar a ser realmente peligroso).

Además, si sobrecargamos nuestros riñones produciremos un desequilibrio en nuestra energía, ya que el riñón es uno de los órganos más importantes a nivel energético. En ocasiones, el exceso de ingesta de agua puede ser un problema clínico de importancia, como en la potomanía.

Por tanto, si eres de esas personas a las que se les hace muy cuesta arriba beber agua, debes saber que existen otras formas de hidratar nuestro cuerpo a través de la alimentación.

No sólo ingerimos agua bebiendo, ya que los alimentos también la contienen, por ello podemos buscar alternativas para hidratar nuestro cuerpo sin necesidad de ir con la botella de agua a todas partes y sin necesidad de obsesionarnos con el tema.

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Hidratar tu cuerpo sin beber agua

Si quieres tener tu cuerpo hidratado puedes comenzar con un desayuno en el que incluyas una infusión, en lugar de café, fruta y un trozo de queso fresco.

A media mañana puedes tomar un zumo natural.

En tu almuerzo acostúmbrate a incluir siempre una sopa o un tazón de caldo y a acompañar tu plato principal con una ensalada verde en la que puedes incluir lechuga, hojas de espinacas y pepino. En verano puedes sustituir el caldo o la sopa por un refrescante vaso de gazpacho.

El postre ideal sería una fruta rica en agua (puede ser sandía, melón, pera, naranja…) y a continuación una infusión.

La cena también puede ser un buen momento para hidratar nuestro organismo, aunque si te preocupa despertarte a lo largo de la noche para ir al baño, deberás evitar tomar alimentos con mucho contenido hídrico, como las sopas. Es mejor que elijas verduras y lo acompañes de una ración de proteínas de fácil digestión (pescado o huevo duro o en tortilla). Un lácteo tipo yogur descremado será tu postre ideal y si quieres, puedes tomar una infusión relajante para descansar mejor.

Verás que te sientes hidratado y lleno de vitalidad sin esfuerzo.

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