Hambre emocional. Controla tu mente

Hambre emocional. Controla tu mente

Hambre emocional, o lo que es lo mismo, cuando tus emociones toman el control de tu estómago.

El hambre emocional es un concepto reciente aunque existe de toda la vida. Se refiere a esa necesidad imperiosa que sentimos por comer cuando en realidad no sentimos hambre física. Cuando no sentimos nuestro estómago vacío pero sí otro tipo de vacío.

El hambre emocional puede ocurrir por estrés, tristeza, o incluso, por simple aburrimiento.

Una característica del hambre emocional es que aparece súbitamente y necesita satisfacerse generalmente con un tipo de alimento concreto. Este alimento suele ser del tipo de chucherías, galletas, comida basura, patatas fritas, chocolate, helado… desgraciadamente a nadie le da por atiborrarse de manzanas o judías verdes después de un desengaño sentimental (típica escena: protagonista de la peli con una tarrina de helado tamaño XXL).

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Hambre emocional

 Otro factor a tener en cuenta, es que no sólo aparece ante situaciones negativas dramáticas (que te deje el novio, que te despidan del trabajo…) Lo más habitual son las pequeñas frustraciones y nervios del día a día. Todo ello, nos puede llevar a tener serios problemas de sobrepeso e incluso de salud.

Las razones de por qué aparece el hambre emocional son variadas. Por un lado influye la educación recibida en la infancia (desde distraernos con chucherías para que no nos aburramos y nos portemos bien, hasta premios y consuelos de chocolatinas cuando hemos sido buenos o nos ha salido algo mal).

Por otro lado, determinadas sustancias de los alimentos como los hidratos de carbono, desencadenan la secreción en nuestro cerebro de una serie de sustancias químicas que nos ayudan a mitigar el dolor, la ansiedad y la tristeza.

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Hambre emocional. Controla tu mente

Debemos romper el círculo vicioso del hambre emocional. Lo primero es analizar si realmente tenemos hambre, si no es así, deberemos preguntarnos por qué queremos comer y qué circunstancias han desencadenado la situación. Muchos casos se pueden controlar aprendiendo a manejar el estrés, otros mejoran simplemente con la práctica de algún ejercicio de tipo aeróbico o charlando con algún amigo; lo principal es aprender a diferenciar este hambre del hambre física y, analizando su causa, encontrar la solución.

Por: Salud Delgado Fuentes

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