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Cómo hacer kéfir de leche
El kéfir de leche es una bebida láctea probiótica que aporta grandes beneficios a la salud. Su forma de preparación es completamente artesanal, ya que el hongo que la produce es delicado y no soportaría bien un proceso industrial. Por ello, la fabricación de kefir de leche es casera.
A pesar de esto, debemos decir que se trata de un método bastante sencillo, simplemente se trata de seguir unos pocos pasos que harán que podamos disfrutar de nuestro kéfir de leche casero en un plazo de 24 a 36 horas.
Receta para hacer kéfir de leche
1- El primer paso es conseguir nódulos de kéfir, es decir, el hongo que fermentará la leche. La tradición dice que debe ser regalado y no comprado y es fácil conseguir nódulos (también llamados gránulos) de regalo por internet (si no conoces a nadie que tenga) porque este hongo crece a gran velocidad y hay que dividirlo frecuentemente para que no nos quede una bebida demasiado agria porque, a más nódulos de kéfir, mayor será la fermentación y más fuerte será su sabor.
2- Introduce en un tarro de cristal los nódulos de kéfir con leche (lo ideal es que sea leche entera). La cantidad de leche no deberá sobrepasar los tres cuartos del tarro.
3- A continuación, procede a tapar con un paño o gasa el tarro y a sujetarlo con un cordel. No debes emplear una tapa hermética para que el kéfir respire (debes tener en cuenta que durante el proceso de fermentación se produce gas)

4- Déjalo reposar durante 24 horas, o 36 horas si deseas un sabor más fuerte. Deberá estar a temperatura ambiente, pero en un lugar que no sea ni muy frío ni muy caluroso, y nunca en nevera porque en la nevera no se producirá la fermentación de la leche.
5- Pasado este plazo de tiempo procederemos a colar el kéfir de leche. No deben utilizarse recipientes metálicos ni de aluminio por lo que deberás buscar un colador no metálico y remover suavemente con una cucharita de madera o plástico para no dañar los nódulos.
El líquido obtenido es nuestra bebida de kéfir de leche, la cual puede recordarte con su sabor y textura a un yogur líquido, aunque el kéfir es ligeramente más ácido, por lo que puede ser endulzado con azúcar o edulcorantes. No se recomienda en este caso emplear miel por el efecto antibiótico que esta posee frente a determinados microorganismos y que, por tanto, podría perjudicar el efecto probiótico del kéfir.
6- Los nódulos de kéfir deberán volver a ser introducidos en leche en un recipiente limpio de cristal y cubiertos con una gasa para comenzar de nuevo el proceso de fabricación de kefir de leche.
7- Una vez a la semana deberás enjuagar los nódulos de kéfir con agua, a ser posible, no clorada.

Es muy importante que conozcas los beneficios del kefir
Consejos para hacer kéfir de leche
– Vigila la salud de los nódulos: Estos deberán tener un aspecto blanco de apariencia similar a la coliflor, de textura elástica y ligeramente fangosa. Cuando el hongo enferma o muere pierde su elasticidad y blancura y adquiere un tono amarillento, rosado o marrón.
– Puedes utilizar leche de origen animal pero también otros tipos de leche como la leche de soja o la de coco.
– No utilices leche desnatada para tu kefir de leche.
– Si durante un tiempo no quieres hacer kéfir, puedes dejar los gránulos en leche durante una semana en la nevera. Se ralentizará la fermentación. Es como si los pusieras a dormir.
– Si vas a estar más tiempo sin fabricar kefir de leche puedes congelar los nódulos: para ello, deberás limpiarlos bien con agua no clorada y escurrirlos, a continuación puedes meterlos en un tupper y proceder a su congelación. Para reactivarlos, deberás dejarlos descongelar lentamente en la nevera y una vez descongelados, introducirlos en leche, pero desecharemos el primer kéfir que produzcan.
– También pueden conservarse desecados, para ello, los colocaremos sobre un plato, cubiertos con una servilleta de papel en un lugar bien ventilado, hasta que pierdan su textura húmeda y pegajosa.
Una vez desecados se introducen en una bolsita. Así pueden aguantar hasta tres meses. Cuando queramos reactivarlos deberemos rehidratarlos con leche hasta que vuelvan a adquirir su textura habitual. En este caso también desecharemos la primera leche kefirada; después los utilizaremos con normalidad.